viernes, 20 de noviembre de 2015

Atlantis, me llama (parte 2)

Ya falta poco. La semana que viene se acabará la espera, y presentaré "El Heraldo del Caos".


Con el envío de este cartel, ya puedo considerarme un escritor profesional de todo derecho, y de paso, un atlante honorario. No obstante, tuve que encargarme de repartir varios ejemplares de estos carteles por los institutos de enseñanza secundaria y por las facultades universitarias de Santiago de Compostela. Lo hice este martes, en bicicleta, y fue agotador, y a la vez, gratificante. Porque como dice Telecus Moscagua, "El viaje merece la pena".


Sin embargo, mis pensamientos no han podido evitar dejarse arrastrar por la corrientes informativas de la actualidad. Lo sucedido en el 13-N, fue terrorífico... Y lo peor, es que hay algunos episodios en esta obra que recuerdan demasiado a este terror que nos ha tocado vivir y que tenemos el deber de combatir con nuestros pequeños actos cotidianos.
Así que he llegado a preguntarme si merece la pena que se publique esta obra, cuando ya hay demasiada violencia en este mundo.
Y tras varias horas de meditación, he llegado a la conclusión de que sí. Porque el principal enemigo de Telecus no son los de la otra alianza, ni el temido enemigo común. El principal enemigo de Telecus, es el mismo que tenemos todos nosotros, ahora mismo. Son los prejuicios, esos paradigmas sociales que conllevan connotaciones negativas.
Porque no nos engañemos. Un prejuicio es lo que llevó a Inés a la hoguera. Un prejuicio es lo que alarga la guerra entre las dos alianzas de la novela. Un prejuicio es lo que provocó la masacre en París. Y un prejuicio es lo que está estigmatizando, una vez más, a los practicantes de una de las tres religiones monoteístas del planeta.
Y por lo tanto, tengo el deber de seguir adelante, presentar este libro, con la esperanza de que contribuya a construir un futuro mejor para todos.

sábado, 7 de noviembre de 2015

La Atlántida, me llama.


Hace cinco años, envié un ejemplar de "Muerte Escarlata" a Ediciones Atlantis... Y fue ignorado, al igual que otras editoriales a las que acudí por esa época.
Luego viene lo de la autopublicación en Amazon de esta novela, su cambio de nombre por "La Asesina Escarlata", pero esa historia ya la conté en el correspondiente blog...
Lo cierto es que, después de cinco años, Ediciones Atlantis por fin me contestó. Me expusieron su cambio de política, que habían crecido tanto, que pasaron de coeditar con los autores, a editar de verdad las obras de los autores . Así que me propusieron que les enviara otra copia de "Muerte Escarlata", para discutir una futura publicación.
Pero en lugar de ello, les envié una copia de "El Heraldo del Caos", que es la mejor novela que escribí hasta la fecha. Y, ¡sorpresa!, accedieron.
A favor de esta editorial, he de confesar que me he sentido como un escritor profesional por primera vez en mi vida. Actualmente, estamos preparando una presentación en donde ya empezaremos a vender los primeros ejemplares. Por lo tanto, me he pasado estas últimas semanas acelerado, buscando un local, buscando ropa nueva, buscando un peinado nuevo, buscando invitados, buscando palabras para recitar un discurso coherente y atractivo...
Y yo que quería ser escritor, para estar todo el día en pijama y en mi piso.
No obstante, siento que por fin me estoy realizando como persona. Cuanto más busco, encuentro a más gente que está interesada en mi obra, lo que conforma un apoyo moral que me da fuerzas para seguir con estas tareas tan ajetreadas. Y lo mismo sucede cada vez que me llega alguna llamada o mensaje de Atlantis, lo que me indica que ellos están tan ansiosos como yo de publicar y distribuir "El Heraldo del Caos".
Al final, si no surge ningún contratiempo, la presentación se hará el 27 de noviembre de 2015, a las 19:30, en "A Gata Tola", una librería de cómics de Santiago de Compostela. Y hasta entonces, me espera más trabajo, para peregrinar por las facultades universitarias e institutos de Santiago, y repartir el material que la editorial me va a proporcionar. Y además, hay que perfilar el discurso, y cuidar de otros detalles que irán surgiendo por el camino.
Lo que sea por el arte, y por vuestra diversión.